24 diciembre 2005

5 - ESPAÑA, LAS SUPERBANDAS Y EL A.O.R.

Hablar en España de Hard Rock en los setenta, es hablar de represión, censura, discriminación y calabozos. Tan solo por llevar el pelo largo podías llegar a dormir en la cárcel, así que hacer Rock era para las autoridades poco menos que comparable a robar un banco hoy en día. Así pues, no podemos dejar de mencionar a esos pocos héroes que lograron hacerse un pequeño nombre en el submundo musical que era el Rock en aquella época. Nos cuenta J. L. Granado en su libro “Larga Vida al Rock and Roll. 1970-2002” (gracias Sr. Granado por currártelo tan “de puta madre”) que Lone Star ya habían grabado algunos discos en los años ’60, pero con la llegada en los ’70 de los sonidos sinfónico-progresivos grabaron grandes joyas que quedan como columnas fundamentales en las que se sustenta nuestro Rock Duro patrio. Uno de ellos es “Adelante-Rock en vivo”, el primero de una serie de redondos que nos dejaron joyas como “Pájaro de fuego”, “Máquina infernal” ó “Oveja negra”. Tapiman grabaron entre 1971 y 1972 varios singles y un disco de auténtico Hard Rock. En la banda estaba el guitarrista Max Sunyer, conocido por todos por su elegante virtuosismo, que demostró con creces posteriormente en una de las mejores bandas del Rock español (Jazz y progresivo), Iceberg. Storm, Cerebro ó Vértice son otras bandas de la época tan solo conocidas en su momento por cuatro privilegiados, y olvidadas hoy en día (gracias a J. L. Granado no se las olvidará nunca más).
Hablábamos en el capítulo anterior de la entrada de Coverdale en Deep Purple para sustituir a Ian Gillan. Si esto ocurría en el “Burn” (1974), el siguiente disco de la formación, “Stormbringer” (1974) fue el último que grabaría Ritchie Blackmore, justo antes de formar otra de las míticas bandas del Hard Rock. Junto al vocalista Ronnie James Dio y la mayor parte de su banda, Elf, con los que llevaba funcionando desde 1970, grabaron el vinilo inaugural titulado “Ritchie Blackmore’s Rainbow” (1975), al que seguiría “Rainbow Rising”, probablemente la primera vez que una auténtica orquesta sinfónica grababa con un grupo de Rock. Nos encontramos ante el mejor momento de la historia del Hard Rock. La década de las Superbandas nos brindaba discos de Led Zeppelin, que sobrevivieron toda la década; Black Sabbath, con el showman Ozzy Osbourne que no abandonaría la formación hasta el ’80; Deep Purple, y sus hijos, Whitesnake y Rainbow; mientras que Alice Cooper y Kiss llevaban a lo más alto el Glam y Genesis, Yes, Supertramp, Emerson, Lake and Palmer y, posteriormente los canadienses Rush, hacían lo propio con el sinfónico (más ó menos progresivo).
El Rock and Roll más corrosivo y anti-todo continuaba el camino iniciado por MC 5, The Stooges ó Iggy Pop. New York Dolls, patrocinados por Malcolm McLaren, dueño de una tienda de discos en Chelsea, comenzaron su andadura en 1973, y se vieron secundados por The Ramones y Television, que la iniciaron en el ’74. Sin duda muchos hubiéramos querido vivir aquella época dorada, pero hubiéramos tenido que emigrar porque aquí, el tío Paco y sus secuaces se empeñaban en mantener pura la “raza hispánica”.
Parecía que todo estaba inventado, las discográficas dejaron de buscar nuevas bandas, en medio de una importante crisis mundial, económica y energética, que las llevó a intentar sacar provecho de los filones que funcionaban, en lugar de arriesgar por apuestas novedosas. En Inglaterra aparecen, ya en el ’76, Judas Priest, reafirmando el poder y la buena salud del Heavy Metal. Aunque inicialmente su música, como le sucediera a Scorpions, era más hardroquera, de composiciones elaboradas, cercanas a la psicodelia de finales de los ’60, discos como “Sad Wings of Destiny” (1976) ó “Sin After Sin” (1977) son buena prueba de su calidad. Su gran época serían los ’80. Tampoco podemos dejar de mencionar la aparición de otro gran genio de la guitarra, Mr. Eddie Van Halen. Nacieron los hermanos Van Halen, Edward y Alex, en Nijmegan (Holanda), donde su padre, músico de jazz, les inculcó el gusto por la música. Tras emigrar a USA en los ’60, inicialmente Eddie tocaba la batería mientras que Alex se encargaba de la guitarra. Cambiaron sus instrumentos para formar en 1970 Mammoth, formación en la que entró el vocalista David Lee Roth en 1973. Fue bajo el nombre Rat Salade, que el bajista de Kiss, Gene Simmons, y tras la grabación de una serie de demos en el estudio de las estrellas del Glam, editaron su primer trabajo en el año 1978, ya bajo el nombre de Van Halen. El éxito fue inmediato, con el single “You Really Got Me” (The Kinks) alcanzaron el top 20 de USA, lo que les hizo poder viajar a Inglaterra para telonear a los mismísimos Black Sabbath. De ahí en adelante, Eddie Van Halen se ha convertido en una leyenda poco menos que inimitable, con un estilo de tocar y un sonido que nadie ha logrado igualar (ni las más grandes estrellas de la guitarra, en alguno de los homenajes que se les ha hecho, lo han conseguido). Es en esta época, segunda mitad de los ’70, cuando surgen dos nuevas ramificaciones musicales que ya no son herederos directos del Rock and Roll, sino la evolución de estos. Por un lado el autodestructivo y agresivo Punk, y por el otro, el Heavy Rock más blando y melódico, el A.O.R. (Adult Oriented Rock). El A.O.R. es la evolución lógica del Rock Sinfónico. No bastaba con tocar y componer bien, tambien resultaba imprescindible vender discos, y esta necesidad fue el detonante para la aparición de bandas que, bajo la influencia del sinfónico, comercializaron su sonido, acercándose en sus composiciones a las raíces más rocanroleras. En 1975 aparecen el pilar fundamental del A.O.R., Journey, con Neal Schon a la guitarra, Ross Valory al bajo, Greg Rolie a la voz y teclados y Aynsley Dunbar en la batería. En “Infinity” (1978) entraría Steve Perry a la voz, con lo que Rolie se dedicó en exclusividad a los teclados. Desde su opera prima, “Journey”, pasando por grandes obras como “Look Into The Future”, “Evolution” o “Escape”, la lista de discazos es interminable, y abarca toda su discografía. La inclusión de teclados, en temas de formato rockero, era una novedad, pues en el Rock Sinfónico se utilizaban para orquestar e introducir efectos, no como instrumento solista. En 1976 se pondría en el mercado el primer redondo de dos excepcionales compositores y músicos. Sus nombres eran Tom Scholz y Brad Delp, y pertenecían a una nueva banda llamada Boston. Este trabajo, homónimo del grupo, estaba compuesto por una increíble colección de singles sin desperdicio. No exagero al decir que cualquier canción podría haber sido lanzada como reclamo, con garantía segura de éxito. “More Than A Feeling”, “Smokin’” ó “Rock and Roll Band” son algunas de las más recordadas. Su continuación fue “Don’t Look Back”, obra maestra del A.O.R. que se vendió como rosquillas, pues tenía al menos tanta calidad como su predecesor. Por desgracia, no hubo continuidad y, tan solo a mediados de los ’80 y, más tarde, a mediados de los ’90, editarían otro par de discos. En 1977 graban su primer trabajo los norteamericanos Foreigner. El cantante Lou Gramm, junto a Dennis Elliott (batería) y el guitarrista Mick Jones ponen en marcha esta formación cercana en sus sonidos a las bandas de Rock Sinfónico, pero con un marcado carácter comercial en sus composiciones, lo que les hacía fácilmente accesibles para el gran público, abriendo el abanico de posibles oyentes. Toto llegaron después, en 1978, sin embargo son probablemente los verdaderos instigadores de la fiebre A.O.R. que sacudió los ’80 sobre todo en U.S.A. Más duros que sus dos co-fundadores del estilo (¿O debería decir menos blandos?), arrastraron tras de ellos a un buen número de fans del Rock sureño de Lynnyrd Skynnyrd, Kansas, etc., del Rock Sinfónico, del Pop y a cualquier amante de la melodía optimista de sus composiciones. Bobby Kimball, Steve Lukhater, Steve Porcaro, David Paich, David Hungate y Jeffrey Porcaro, fueron la primera formación en su estreno de 1978 “Toto”. ”Hydra”, “Turn Back” o “IV” son algunos de los trabajos que nos dejaron en sus comienzos. Ya casi entrados en los ’80, el testigo fue recogido por bandas como Survivor, y el A.O.R. se convirtió en un fenómeno de masas, hermano, pero contrapuesto al Heavy Metal.